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El autor

MIGUEL RIBAGORDA

 

El Candidato pretende ser una crítica sin ambages a la facilidad con la que manipula aquel que domina lo inconsciente.

El lenguaje simbólico que plantea el texto, en ocasiones hasta hiperbólico, corresponde al que trata la estructura humana que se abrocha y somete al miedo del des-conocer.

La religión, símbolo cultural por excelencia, encuentra en sus iconos y proyecciones la justificación para tropelías y barbaries hechas a su amparo por desalmados. Es este un texto, en el que el sometimiento generado por esta realidad se reboza de la incultura puesta en bandeja por el mayor de los castradores culturales: la televisión y su liga por el pasivo sometimiento becerril de los reality shows.

El director

DAVID OJEDA

 

El Candidato aporta a la visión del director una apuesta exigente hacia su imaginario, al espacio de lo ficcional, alejado desde la convención realista, y eso lo convierte en su propósito más atrayente. El texto  es un juego  de artificio y alambicados espacios donde la palabra y la vivencia deben coserse a modo de lugares mágicos, colmados de sortilegios, surgidos desde la búsqueda de la expresión plástica y corporal junto a la vivencia orgánica del intérprete.

Se ha intentado mostrar los dos mundos obsesivos en colisión del protagonista,  Fray Juan: “El deseo de conseguir ser alguien y la dificultad a serlo frente a los demás”. Esto se reúne a partir del texto inteligente que lo convoca, donde  la religión, como uno de los temas principales, entra en un juego colmado de ironías y parodias con la propuesta de un reality show televisivo. Ambos parámetros de gran actualidad, en su sobornante corrupción del espectador, hasta considerarlo ingenuo o ignorante, es la búsqueda política del presente texto.

La propuesta de su función poética se establece desde el expresionismo, en esa mezcla social y ritual del personaje, atendiendo al análisis de individuo agónico en esta sociedad extenuante y extraña que lo bordea. Asimismo, la liturgia de la escena ronda en muchos parámetros la mirada onírica, subreal y aborda desde lo absurdo el patético mundo vital de la condición humana a través de las obsesiones y el  imaginario de Fray Juan.

La realidad deformada en esos programas inanes que muestran con toda la desnudez la vida de unos individuos encerrados, sus patéticas vidas y sus mezquinas decisiones, junto al ideario ideológico de un marco social como es la religión que sigue intentando poner coherencia donde solo existe ilógica sistemática.

Este magnífico trabajo está ejecutado por los actores Fran García, Virginia Hernández y Miguel Ribagorda. En la parte plástica, acompañados por Xosé Saqués y Sara Ortiz de Villarejo, así como por la labor en la iluminación de Rubén Valero y en la asistencia de dirección por Roberto Rodríguez. Asimismo, junto a la colaboración artística de la Cía. Palmyra Teatro y la residencia artística y creativa en el espacio de la Cía. Losdedae.

Agradecimientos a Fernando Xaqués, y Fawaz Akkad.

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